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Historia FantГЎstica De La Guerra De Troya
Dionigi Cristian Lentini


ROMANCE PARA JГ“VENES... y noВ  tanto.

La fascinante epopeya histórico-mitológica, con su enorme carga de dolor y muerte, sólo toma el comienzo de un triángulo amoroso cuyos lados son: Helena, ”femme fatale” ante litteram de la leyenda homérica; París, héroe del clásico encanto viril; Menelao, pálido soberano de Esparta, agobiado por el continuo enfrentamiento con su valiente hermano Agamenón.

La fascinante epopeya histórico-mitológica, con su enorme carga de dolor y muerte, sólo toma el comienzo de un triángulo amoroso cuyos lados son: Helena, ”femme fatale” ante litteram de la leyenda homérica; París, héroe del clásico encanto viril; Menelao, pálido soberano de Esparta, agobiado por el continuo enfrentamiento con su valiente hermano Agamenón. El encuentro entre estos personajes activa un destino lleno de patetismo: París, hijo del rey Príamo y locamente enamorado de Helena, huye con ella; Menelao, ya casado con Helena, cegado por los celos y el deseo de venganza, declarará la guerra a Troya y comenzará una ruinosa tragedia que durará diez años. Alrededor de este núcleo central, un sinfín de eventos conectados por el Destino invisible cobrarán vida, ahora enredados y ahora disolviéndose: insondable y misterioso, verdadero deus ex machina de la mitología griega, el Destino, con su determinismo absoluto, incluso supera la voluntad de los dioses. En esta versión ficticia de la epopeya troyana, el autor parece saber ya que el lector permanecerá, a pesar de él mismo, atrapado por la trama y que, como los niños frente a un cuento de hadas, al final de cada capítulo preguntará con una curiosidad irrefrenable: ”¿Y después qué?”.







EDICIГ“N REVISADA Y CORREGIDA



@ 2019


- HISTORIA FANTÁSTICA DE LA GUERRA DE TROYA –



por Dionigi Cristian Lentini



TraducciГіn de Claudio Valerio Gaetani








Copyright @ 2020 - Dionigi Cristian Lentini



A mi padre por haberme

transmitido el amor

hacia la mitologГ­a clГЎsica


HISTORIA FANTГЃSTICA DE LA GUERRA DE TROYA



Una novela libremente basada en la IlГ­ada de Homero




1В Prefacio.


por la Dra. Consiglia Mosca



E

n un libro publicado hace dos aГ±os, titulado "TriГЎngulos DiabГіlicos", una investigaciГіn sobre un arquetipo de maldad, estГЎ escrito entre otras cosas:

"Los celos son un sentimiento omnipresente. Además, es una de las principales declinatorias del alma humana, que se encuentra desde los albores del tiempo y está sustancialmente alejada de los preconceptos históricos y sociales. No es una coincidencia que la mitología clásica lo haya representado y tipificado”.

Y mГЎs tarde ese concepto se define con mГЎs precisiГіn:

"En el mito [...], los celos son la comadrona de la tragedia y de la sangre.".

Damos por sentado aquГ­ que este sentimiento, siempre susceptible a las desviaciones alarmantes, representa la otra cara del amor: tanto el uno como el otro estado del alma, impulsan las acciones de los hombres y, en el interior del mito, tambiГ©n aquellas de los mismos Dioses.

La guerra de Troya, con su enorme carga de dolor y muerte, toma sГіlo el comienzo de un triГЎngulo amoroso cuyos extremos son: Helena, "femme fatale" ante litteram de la leyenda homГ©rica; Paris, hГ©roe con un clГЎsico encanto viril; Menelao, pГЎlido soberano de Esparta, agobiado por el continuo enfrentamiento con su valiente hermano AgamenГіn.

El encuentro entre estos personajes activa un destino lleno de pathos: Paris, hijo del rey PrГ­amo y perdidamente enamorado de Helena, huye con ella; Menelao, ya marido de Helena, cegado por los celos y la sed de venganza, declararГЎ la guerra a Troya y comenzarГЎ una ruinosa tragedia que durarГЎ diez aГ±os.

Alrededor de este nГєcleo, cobrarГЎn vida, ahora enredГЎndose ahora disolviГ©ndose, infinitos eventos conectados por el Destino invisible: insondable y misterioso, verdadero deus ex machina de la mitologГ­a griega, el Destino excede, con su absoluto determinismo, incluso la voluntad de los dioses.

Al igual que en la IlГ­ada, a la que se refiere el escrito de Cristian, todos los mitos de la antigГјedad, lejos de proponer una historia inventada, cumplГ­an la misma funciГіn que hoy en dГ­a asume la psicoanГЎlisis. Densa de simbolismo, de hecho, el mito excavГі profundamente en el alma de los hombres, haciГ©ndolos conscientes de sus impulsos ocultos y liberГЎndolos de la esclavitud de lo desconocido.

El triГЎngulo amoroso constituye, por tanto, la dinГЎmica subyacente - Г©l, ella y el otro - sobre la que se imponen infinitas variaciones, en funciГіn de un escenario espacio-temporal que no se repite nunca en sus manifestaciones fundamentales. Y esto ocurre tanto en la vida real como en la re-propuesta artГ­stica, especialmente en el teatro, el cine y la literatura.

La historia de Helena, Paris y Menelao, por lo tanto, representa "un arquetipo", un modelo primario recurrente en la compleja lГіgica de los sentimientos humanos. Hasta el punto de ser considerado el arquetipo absoluto del mal.

Nada extraГ±o entonces si el complot homГ©rico, a pesar del paso de enteros siglos, regresa cada vez para conquistar e involucrar.

Hace unas semanas, de repente, este escrito tan fluido y cautivador de Cristian, me impulsГі a volver al placer perdido de "escuchar relatos", esa actitud infantil ancestral de seguir historias mГ­ticas, desde la narraciГіn fantГЎstica de mis abuelos hasta las tramas cautivadoras de cuentos de hadas y leyendas.

EmpecГ© a leer y seguГ­ hasta el final, todo de una sola vez, deteniГ©ndome a menudo en las pГЎginas porque, todo el tiempo, los nombres y las situaciones estaban vinculados a innumerables detalles que habГ­an estado sumergidos durante mucho tiempo en mi abarrotada memoria. Las vagas sinapsis recobraron vida, lo que me llevГі a lecturas que parecГ­an olvidadas.

AsГ­ que volvГ­ con alegrГ­a a los aГ±os de la escuela secundaria, cuando entre los estudiantes se hacГ­an bromas, riГ©ndose de los intrincados e improbables acontecimientos de esta ruidosa reuniГіn, formada por personajes y divinidades que, entre mezquindad y pasiones, a menudo tocaban el encanto de la locura.

Incluso, encarcelados a pesar de nosotros mismos entre libros y viejos escritorios, nunca hubiГ©ramos admitido entonces que, despuГ©s de todo, esas vicisitudes eran fascinantes para nosotros. PodrГ­a haber sucedido que, cuando la lecciГіn terminara, todavГ­a tuviГ©ramos la fuerte curiosidad de saber como habrГ­a continuado esa historia, con la que estГЎbamos tratando por puro tarea escolar.

Tienen razГіn quienes sostienen que el poema homГ©rico no es mГЎs que el resultado armonioso y poГ©tico de una tradiciГіn transmitida oralmente: los conflictos y situaciones que se relatan en Г©l son demasiado cercanos a nuestra existencia terrenal.

Con esta versiГіn ficticia de la epopeya troyana, parece que Cristian estГЎ guiГ±ando el ojo entre lo atractivo y lo divertido. Una especie de juego... casi una apuesta.

Parece saber ya que el lector permanecerГЎ, a pesar de Г©l mismo, atrapado por la trama y que, como los niГ±os ante un cuento de hadas, al final de cada capГ­tulo preguntarГЎ con una curiosidad irrefrenable:

"ВїY luego quГ©?"

Consiglia Mosca

Mottola, 10 Junio 2009




1В PrГіlogo.


E

n una Г©poca en que los hombres, los dioses y los hГ©roes eran los Гєnicos verdaderos amos de su tiempo, tejiendo sus vidas, confundiendo su trabajo, asimilando y compartiendo sus sentimientos, el Destino reviviГі, como ya lo habГ­a hecho millones de veces, como lo hace todos los dГ­as a pesar de nuestra inconsciencia y como lo harГЎ hasta el Гєltimo dГ­a de la existencia humana, la crГіnica histГіrica, fantГЎstica y sobre todo Г­ntima que con la acciГіn extraordinaria, la dinГЎmica narrativa, la trama Г©pica, las implicaciones psicolГіgicas, los valores eternos e indelebles, ha inspirado, marcado y condicionado el curso natural de la historia.




1В Prometeo, la boda de Tetis y Peleo y la manzana de la discordia.


T

odo comenzГі en una alegre maГ±ana de primavera... En las montaГ±as de Tesalia surgiГі el sol de la maГ±ana tan esperado por los mortales e inmortales.

Por fin las alas divinas de HHermes, dios de la fortuna y los viajes y mensajero de los dioses, descansaban exhaustas en un cГіmodo asiento de ebonita, despuГ©s de haber entregado la feliz invitaciГіn en cada rincГіn de la creaciГіn. Mientras tanto, el pequeГ±o Eros, dios del amor, se aprovechГі de ello jugando con el caduceo, mientras esperaba para golpear a los dos jГіvenes con sus flechas. El mundo celebrГі la fiesta de bodas de TetГ­s y Peleo.

TetГ­s, o Tethys, era la mГЎs bella de las cincuenta ninfas hijas de Nereus, el antiguo dios en las profundidades del ocГ©ano. Su juventud y sus modales embrujadores tambiГ©n habГ­an hecho perder la cabeza al padre de los dioses, dios del cielo y la tierra, Zeus. Aunque ya estaba casado con su hermana Hera, diosa de la abundancia, solГ­a darse el gusto de hacer escapadas con las doncellas mГЎs bellas del mundo.

HabГ­a sucedido que, justo cuando Zeus, disfrazado, estaba a punto de aparearse con Thetis, el oportuno HHermes llegГі, trayendo a su padre una carta urgente: el titГЎn Prometeo, durante aГ±os encadenado por Zeus en un acantilado del CГЎucaso por robar el fuego divino y dГЎrselo a los hombres, tenГ­a algo que informar que si se ignoraba habrГ­a hecho que el dios supremo perdiera el trono y la primacГ­a en el Olimpo.

AsГ­, el divino seductor bajГі como un rayo de Prometeo y le prometiГі poner fin al encarcelamiento y al atroz tormento al que estaba condenado si Г©ste le revelaba inmediatamente lo que atacaba su trono y se preocupaba siempre por su sueГ±o. Y mientras hacГ­a su solemne juramento, una enorme, majestuosa e impresionante ГЎguila volГі por el aire, y con sus garras se lanzГі contra un buitre que mientras tanto venГ­a del este. Esa sombrГ­a ave devorГі el hГ­gado del pobre Prometeo durante todo el dГ­a, abandonando a su vГ­ctima en las horas nocturnas, durante las cuales el Гіrgano abdominal, por voluntad divina, se recomponГ­a fatal y cruelmente, listo para ser devorado al siguiente dГ­a. Ese fue el infinito tormento decidido por el padre de los dioses.

SГіlo despuГ©s de que el pico del rapaz cayera al suelo y el ГЎguila volviera a los pies de su seГ±or, Prometeo levantГі su cansada cabeza, y mientras una ligera llovizna mojaba sus ГЎridos labios, aceptГі el compromiso dictado por su verdugo, revelando que si Zeus hubiera concebido un hijo con Tetis, le habrГ­a hecho a su padre lo que su padre le habГ­a hecho a su abuelo.

Ante tal advertencia, el padre de los dioses se asombrГі, el cielo tronГі, un rayo desgarrГі la tierra y las aguas desbordantes del Ponto le recordaron a Zeus la forma cruel en que en las nieblas del tiempo habГ­a matado a su padre Cronos, expulsГЎndolo del trono de los tronos.

Prometeo fue inmediatamente liberado y Zeus renunciГі a Tetis para siempre, dictaminando que ningГєn ser de naturaleza divina podrГ­a unirse a la hija de Nereus, que se casarГ­a con un humilde mortal, el mГЎs fuerte de los prГ­ncipes entonces vivos, con Peleo, hijo de Eac, rey de Tesalia, Aquel que, despuГ©s de mil vicisitudes, habГ­a logrado la hazaГ±a del Vellocino de Oro en el sГ©quito de JasГіn y los otros cincuenta y cuatro argonautas, aquel que habГ­a sido entrenado por el centauro ChitГіn, aquel que, aunque mortal, podrГ­a haber luchado como un dios, aquel que, devoto de Zeus, velarГ­a por su futura esposa dГ­a y noche a costa de su propia vida.

Por eso, a pesar de la naturaleza heterogГ©nea de los novios, la boda que se preparaba era tan bendecida por los hombres como por los dioses, por eso los testigos de la boda eran el mismo Hera y Zeus y por eso los dioses y las divinidades de todas las partes de la Tierra, el mar y el cielo acudieron en masa al monte PeliГіn para celebrar el sensacional acontecimiento.

Finalmente, escoltados por el carro de oro de Apolo, llegaron los novios y, en medio de mil festividades, ocuparon su lugar en el centro de la mesa con los mГЎs exquisitos manjares de la tierra; inmediatamente a su lado se sentaron los testigos divinos y luego PoseidГіn, dios del mar, Hades, dios del inframundo, su esposa PersГ©fone, diosa de la frondosidad primaveral y estival, y Apolo, dios del sol y las artes, y Ares, dios de la guerra, y Atenea, diosa de la sabidurГ­a y la fortaleza, y Afrodita, diosa de la belleza, y Artemisa, diosa de la caza, y de nuevo HHermes, DemГ©ter, diosa de la cosecha y la fertilidad de la tierra, Hefesto, dios del fuego y el trabajo, Temas, diosa de la justicia, Irene, diosa de la paz, Eolo, dios de los vientos, Dionisio, dios del vino y el juego, etc. etc, con todos los gobernantes y notables de la Tierra.

Todo estaba cuidadosamente preparado hasta el mГЎs mГ­nimo detalle, todo era perfecto, de hecho divino, la felicidad era claramente visible a los ojos de todos los invitados y el amor en el de los novios, incluso antes de que Eros sacara su arco y les arrojara las flechas fatales.

Un olor a nГ©ctar y ambrosГ­a embriagaba y se esparcГ­a por el aire cuando los dos coperos, GanГ­medes, hijo del rey Troo, y Hebe, diosa de la juventud, se turnaban para servir a todos los invitados.

Apolo, exhortado por su padre, llamГі a las Musas (CГ©lio, Euterpe, TalГ­a, MelpГіmeno, TersГ­core, Erato, Polimnia, CalГ­ope y Urania), mГЎs las Gracias (Aglaia, Eufrosina y la otra TalГ­a) y comenzГі, acompaГ±ado de la cГ­tara, a cantar las hazaГ±as de Peleo.

El sonido de ese instrumento divino encantГі a todos los presentes y resonГі por toda la Tierra hasta que fue escuchado por los sordos y la muy fea Iris, diosa de la discordia, la Гєnica deidad que no fue invitada al banquete. El dГ­a anterior, habГ­a intentado entrar en la reuniГіn divina, pero fue escoltada por Eros y Dionisio, que se habГ­an emboscado con las Nereidas y las Oceaninas sin el conocimiento de PoseidГіn.

Ares, tambiГ©n, quien, despuГ©s de haber discutido con Irene y Afrodita, notГі esa sombra sospechosa y, agarrГЎndola por la garganta, hizo que la diosa indeseada se desplomara por todo el lado occidental del Monte PeliГіn, ordenГЎndole que nunca volviera.

Pero el canto de Apolo y los gritos festivos de los participantes aumentaron la ira y la indignaciГіn de Iris hasta tal punto que ideГі un plan diabГіlico con las consecuencias mГЎs inesperadas e impredecibles...

La discordia llegГі a los confines de la Tierra, donde Atlas, hermano de Prometeo, habГ­a sido relegado a sostener la bГіveda del cielo, culpable de haber participado en la guerra de los Gigantes contra Zeus. En el jardГ­n de las HespГ©rides, hijas de Atlas, crecГ­an los ГЎrboles de doradas manzanas; Iris tomГі la mГЎs bella manzana y con ella regresГі inmediatamente a Tesalia.

LlegГі al banquete cuando las festividades estaban por terminar y los invitados, uno por uno, mostraban los regalos que habГ­an traГ­do a los novios: PoseidГіn le dio a Peleo dos hermosos caballos, Balio y Xanto, los caballos mГЎs veloces del mundo, dotados de magia y clarividencia, Hera le dio a Thetis un magnГ­fico peplum bordado, Afrodita le ofreciГі una copa de bronce y una diadema dorada, Atenea una flauta dorada, HHermes un carro de bronce y marfil, ChitГіn una pesada lanza con la punta de bronce.

AsГ­ que, mientras todos admiraban los rasgos de esos maravillosos regalos, Iris se las arreglГі para meterse en el festГ­n y esconderse en un rincГіn oscuro donde nadie podГ­a verla, pero lo suficientemente cerca como para tirar sobre la mesa, ahora casi despejada, la "manzana de la discordia" que acababa de robar a las hijas de Atlas.

Aunque no estaba muy lГєcido por las noventa y nueve onzas de vino que se bebieron en la competiciГіn con Dionisio, Zeus fue el primero en notar la manzana; conocГ­a bien esas frutas y, antes de que todos los demГЎs miraran inevitablemente esa extraordinaria fruta, dijo: "ВЎes del jardГ­n de las HespГ©rides!

De repente todos, incluidos los novios, fueron capturados por esa manzana que sobresalГ­a en medio de la mesa y alguien asumiГі que era otro regalo para esa inolvidable boda.

Zeus tambiГ©n notГі que en esa fruta habГ­a una inscripciГіn, pero el vino asimilado le impidiГі distinguir bien las letras y por eso enviГі la manzana a Atenea, la mГЎs erudita de los dioses, pidiГ©ndole que leyera la inscripciГіn para todos. Atenea no dudГі en leer el curioso mensaje: "A la mГЎs bella", devolviendo el fruto a su padre para que decidiera a quiГ©n hacГ©rsela llegar.

Estaba segura de que su marido no tenГ­a dudas, ni siquiera le costГі mucho presentar sus razones como novia y primera diosa para poder tomar ese extraordinario regalo. Inmediatamente despuГ©s, Afrodita intervino, recordГЎndole a Zeus que no era casualidad que tuviera el tГ­tulo de diosa de la belleza. Finalmente, otras diosas y ninfas se presentaron, todas con argumentos razonables, pero al final la tercera candidata se reuniГі alrededor de Atenea que, ademГЎs de un fГ­sico estatuario, tambiГ©n presumГ­a de una indiscutible belleza interior e intelectual.

En tal contienda, incluso Zeus manifestГі su vergГјenza, y cuando el murmullo creciГі fuera de toda proporciГіn hasta que se convirtiГі en una disputa, emitiГі un grito tan poderoso como cien rayos, silenciando a todos. Irato y tambaleante se alejГі unos pasos del banquete, dejando a Temi, diosa de la justicia, la carga de la elecciГіn.

Temi, a su vez, después de convencer a todos de que cada uno tenía sus buenas razones y que ninguno de los presentes era capaz de juzgar objetivamente porque, quien por una razón, quien por otra, emocionalmente involucrado, desde lo alto de la tarea recibida, sentenció: "La elección será hecha por Paris del monte Ida, el que será el más bello entre los hombres.”

SГіlo entonces, Zeus, que no podГ­a esperar para despejar la resaca que tenГ­a, expresГі su aprobaciГіn paternal de lo que se habГ­a sentenciado y decretГі que el asunto quedara definitivamente cerrado.

AsГ­ que, despuГ©s de varios aГ±os, cuando Paris alcanzГі la cima de la belleza juvenil, las tres diosas candidatas, precedidas por HHermes, partieron hacia el Monte Ida.




1В El juicio de Paris y el regreso a Troya.


D

urante el viaje Afrodita, sin que las otras diosas lo supieran, logrГі seducir a HHermes y capturar de Г©l el secreto de ParГ­s, revelado esa noche al dios por su hijo Pan: el joven pastor era en realidad Alejandro, prГ­ncipe de Troya, hijo de PrГ­amo y HГ©cuba. Fue abandonado al nacer en el Monte Ida por sus padres, porque un adivino les habГ­a profetizado que este hijo serГ­a la causa de la caГ­da de todo el reino de Troya. El Rey PrГ­amo, incapaz de causar la muerte de su hijo, ordenГі que se le dejara en esa montaГ±a conocida por todos por los duros inviernos y la presencia de bestias feroces.

El pequeГ±o bebГ©, enviado a una muerte segura, fue amamantado y protegido por un gran oso y mГЎs tarde cuidado y criado fuerte y hermoso por una familia de pastores que, siguiendo al oso, habГ­a descubierto su guarida y accidentalmente tambiГ©n la cesta del reciГ©n nacido.

Cuando HHermes y las tres diosas vinieron de ParГ­s, se parГі a la sombra de un roble tocando su fГ­stula de siete tubos, mirando con satisfacciГіn a su rebaГ±o, sin darse cuenta de la increГ­ble visita.

Cuando se presentГі ante el joven, comenzГі diciendo que, como era su privilegio dispensar riqueza y poder a los mortales, si hubiera recibido ese premio habrГ­a hecho de ParГ­s el mГЎs rico y poderoso de los hombres.

Atenea, en cambio, a cambio de la manzana ofreciГі inteligencia, sabidurГ­a y valor en la vida y la guerra.

Finalmente apareciГі Afrodita, mГЎs bella que nunca; ella explicГі a ParГ­s que Г©l ya poseГ­a todo lo que sus competidores le ofrecГ­an, pues de hecho ya era hijo de un padre rico y poderoso, y en su naturaleza ya existГ­an todos los carismas prometidos, y que pronto se le revelarГ­a su noble origen. Afrodita, en cambio, le habrГ­a ofrecido el amor de la mГЎs bella mujer mortal, a cuya mirada ningГєn hombre podrГ­a resistirse.

ParГ­s abriГі los ojos entreabiertos, vio con su mente la riqueza y el poder, quedГі fascinado por la suma de la sabidurГ­a, pero a imagen de Helena, la mujer prometida por Afrodita, no pudo dejar de enamorarse al instante y todo lo demГЎs se disolviГі como las nubes con el sol; abriГі los ojos y, ya cegado por el amor, sin dudar entregГі la manzana en manos de Afrodita, sin importarle la indignaciГіn y las amenazas de Hera y Atenea, a las que, derrotadas, hice caso omiso.

HHermes corriГі inmediatamente a informar a Zeus de la elecciГіn de ParГ­s, mientras que Afrodita prometiГі al joven pastor que pronto conocerГ­a su noble linaje y su amor; sin embargo, tendrГ­a que correr para recuperar la tГєnica que envolvГ­a su cuerpo infantil en la cesta y partir cuanto antes hacia Ilio, la esplГ©ndida capital tambiГ©n llamada Troya; allГ­ se unirГ­a a los juegos del reino para lo cual se agarraba el gordo toro que dГ­as antes los soldados del rey habГ­an confiscado del ganado de lo que su padre creГ­a.

ParГ­s, embrujada y soГ±adora, obedeciГі sin demora y, con una cruda lanza, un arco y su fГ­stula caracterГ­stica, llegГі finalmente a Troya, la "ciudad de las murallas doradas". Se erigiГі en una agradable colina entre el Hellespont y el Mar Egeo. Al pie de la colina fluГ­an dos rГ­os, el Scamander al oeste y el Simoenta al norte.

AllГ­, con Afrodita a su lado, venciГі, uno tras otro, a todos los participantes del torneo, bajo la mirada de los gobernantes y del PrГ­ncipe HГ©ctor, el mГЎs fuerte y valiente hГ©roe troyano.

En el momento de la ceremonia de entrega, el ganador se acercГі al palco real para recibir la investidura y la bendiciГіn de PrГ­amo, pero cuando estaba a unos diez pasos del asiento del rey, la princesa Casandra emitiГі un grito de desdicha; PrГ­amo y su dama se congelaron, reconociendo sГіlo en ese momento la ropa que ese joven llevaba puesta; SГіlo entonces se dieron cuenta de que el maltrecho pastor del monte Ida, armado con armas humildes pero capaz de vencer a todos los nobles troyanos mГЎs fuertes, sГіlo podГ­a ser su amado hijo Alejandro, abandonado entre lГЎgrimas veinte aГ±os antes.

En Troya fue una fiesta por otros 7 dГ­as y 7 noches y, a pesar de la envidia inicial y del sordo rencor que le guardaban sus cincuenta hermanos, doce hermanas y jГіvenes nobles troyanos, ParГ­s pronto pudo ser apreciada y amada por todos, especialmente por HГ©ctor, su hermano mayor. SГіlo Casandra siguiГі desconfiando de Г©l y maldiciГ©ndolo en cada oportunidad de reunirse, instando repetidamente a su padre y a su pueblo a desterrarle de la ciudad antes de que se cumpliera la fatal profecГ­a: Troya serГ­a destruida y su familia exterminada en las llamas. Casandra, de hecho, a una edad temprana, por negarse a corresponder al amor del dios Apolo, fue condenada por voluntad divina a no ser nunca creГ­da en las profecГ­as que su amante divino le inspirГі. La infeliz princesa fue capaz de predecir todas las desgracias que puntualmente ocurrieron a su pueblo, pero cada vez nadie confiГі en ella o le dio fe; por el contrario, todos la evitaron y la consideraron poco sensata.




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